Si te digo vejez, ¿con qué la relacionas?, ¿con amigos, vivir experiencias, aprendizaje? Creo que probablemente no habrás pensado en todo eso, lo que te acabo de nombrar no suele ir asociado con vejez en nuestra cultura, quizás si te hubiera dicho juventud…
¿Por qué?
Ayer leía en un artículo: “El cerebro no sabe cuántos años tiene, y lo que quiere el cerebro es aprender” (Paul Nussbaum, presidente del Centro de Salud Cerebral en Pittsburg). Entonces, ¿cuál es tu excusa? De nada sirve que culpes al director de orquesta, porque al parecer él no tiene muy claro eso de la edad, seguimos…
El número de personas mayores que viven solas ha crecido un 14% en apenas dos años según datos del Instituto Nacional de Estadística (datos del 2013) y la tendencia es que ese número vaya en aumento. Según los datos, parece que vejez y soledad van de la mano en nuestra cultura, ¿qué hacer?
Puedes culpar al sistema, la cultura, hacer un Scarlatta O`Hara: “Ya lo pensaré mañana”, pensar que no llegarás, etc…o puedes responsabilizarte en lugar de dejarlo en manos del destino, la seguridad social, o tus hijos, ¿qué quieres ser de mayor?
¿Envejecer solo en tu casa no te atrae y una residencia tampoco? Reinvéntate, tu director de orquesta, el cerebro, se pondrá de tu lado ¡fiesta! ya tiene juguetito nuevo, la novedad le encanta, como a ti el chocolate cuando entrabas en casa de tus abuelos, nos ha salido un director de orquesta rockero, ¡aprovéchate!
Y es ahí donde aparece el concepto de Cohousing, montar una vivienda colaborativa, para envejecer entre amigos. Tendrás tu vivienda pero a la vez compartirás espacios que favorezcan la vida en común (salas de reuniones y/o talleres, lavandería, jardín, cocina y comedor para celebraciones…) volver a la tribu, y de esta forma darle portazo a la soledad y cambiarla por aprendizaje, disfrute y cuidados mutuos.
Pero, ¿y si damos un paso más?, ¿por qué esperarnos a la jubilación?
El viernes asistí a mi primera reunión de un grupo de Cohousing que ya está en marcha aquí en Valencia y lo relacioné con educación emocional…
Pero esa es una historia para otro día.
“No le tengo miedo a la muerte, pero yo no tengo prisa en morir. Tengo tantas cosas que quiero hacer antes” Stephen Hawking.