¿Nos cuidamos?

11 de la mañana, sábado, primera charla de lo que serán una serie de talleres que tratarán sobre autoestima, gestión de emociones, habilidades sociales impartidos por Hebe Casarotto Bullones. Hoy íbamos a hablar de emociones y yo como aprendiz de psicóloga inquieta que soy, hacia allí me he dirigido en busca de la emoción perdida.

Lo primero que me ha llamado la atención es que la charla estaba organizada por “Cuival” asociación en Valencia que acoge a todo tipo de personas cuidadoras y les ofrece información, asesoramiento, ayuda mutua y espacios de respiro, por lo tanto íbamos a trabajar las emociones enfocadas a las personas cuidadoras, veamos de qué estamos hablando…

Consideramos a una persona dependiente cuando presenta limitaciones para realizar una o varias actividades básicas de su día a día, por lo tanto, necesitan la ayuda de otra persona, que puede ser un cuidador profesional o un familiar, y ahí también entra la vejez.

En España según los datos del Instituto Nacional de Estadística del año 2018 sobre envejecimiento, se ha vuelto a registrar un máximo histórico del 120% (120 mayores de 64 años por cada 100 menores de 16). Esta cifra supone un crecimiento de dos puntos porcentuales con respecto al año anterior, cuando el índice de envejecimiento se situó en un 118%.

Por lo tanto, en algún momento de nuestra vida podemos necesitar ser cuidados y puede que seamos cuidadores, ¿lo hemos pensado?, no es algo ajeno, los cuidados nos acompañan desde niños, de hecho sin cuidados no estaríamos hoy aquí…

Pero… ¿Quién cuida a las personas que cuidan?

Mañana es el día de la madre y como sociedad tenemos muy presentes los cuidados parentales, pero ¿qué ocurre con esa persona que está cuidando a su madre con una enfermedad degenerativa?, ¿ o quien cuida a su hijo dependiente?, ¿o esa persona que se hace cargo de ese joven que ha tenido un accidente?, ¿estamos preparados como sociedad para cuidar a ambos?, ¿somos conscientes de ello?

¿Qué impacto tiene en su vida laboral?, ¿en sus amistades?, ¿con su ocio?, ¿cuándo fue la última vez que esa persona tuvo vacaciones?, ¿qué desconectó?, ¿qué cuidó de ella misma?

He llegado a mi casa reflexionando, pensando de nuevo en la importancia de la educación emocional desde la infancia, si desde pequeños aprendiéramos a respetar la diferencia, valoráramos el bienestar del grupo igual que el bienestar individual, la cooperación, la importancia de crear redes afectivas…quizás todo sería diferente.

Así que queda mucho por hacer y charlas como las de hoy son muy necesarias, gracias a todas esas personas que no se olvidan de cuidar-se-te-nos-me.

¡Hora de caminar!